¿Cuántas veces has escuchado esa frase? ¿Y qué pasa, ya se te ha olvidado o es que no crees en ella?
Cuando se unen varias personas con un objetivo común y dedican su esfuerzo, su apoyo mutuo, la solidaridad y, además, colaboran en armonía, pueden llegar a vencer obstáculos, conseguir objetivos y sobrellevar situaciones.
En una pareja ocurre lo mismo, con la relación, con la educación de los hijos, con la aspiraciones de cada miembro, con la relación con sus respectivas familias…
Todo se puede superar o llevar muchísimo mejor si la pareja está unida, escucha a la otra parte, deciden las cosas trascendentales juntos, intentando negociar y argumentar si es que hay diferencias de opinión.
Lo importante es comunicarse activamente y dejar claros ciertos comportamientos y nunca, nunca, desautorizar a la pareja en temas que ya han quedado claros de antemano.
Estas conversaciones sobre circunstancias, sobre la convivencia, el trabajo, el reparto de tareas, la educación de los hijos y la relación con la familia de ambas partes de la pareja, en demasiadas ocasiones son motivo de disputas, rencillas e, incluso, separaciones o divorcios.
Sería muy interesante que en una pareja existiera una buena conversación para tratar temas tan importantes,tal vez, muchas de ellas, si lo hubieran hecho desde un principio, no se habrían separado.
Sin embargo, son temas que se van tratando sobre la marcha y, en ocasiones, esa forma de actuar nunca llega a buen puerto.
Hablad, comunicaos, expresaos, transmitir todo aquello que, llegando a un punto de encuentro, hará que vuestra pareja vaya por buen camino y los miembros de la pareja, lo recorran de la mano.
Y, si puede ser, desde el minuto uno.
