La de años que nos ha costado a nosotros entender esta frase. A pesar de todas las veces que, en nuestra vida, hemos tenido que estudiar filosofía.
Nos resultaba una frase muy manida, divertida y completamente sin sentido en la juventud de nuestra mente.
Empezamos a entenderla cuando dejamos de estudiar y empezamos a querer aprender. Una cosa nos llevaba a otra, íbamos disfrutando del aprendizaje, pero precisamente por ello, cada vez nos surgían más dudas sobre lo que no sabíamos de la materia en cuestión.
Y así nos encontramos, cuando más nos adentramos en el mundo del conocimiento, más cuenta nos damos de que estamos inmersos en un mundo de infinita ignorancia.