Según la RAE, el tacto es el sentido corporal con el que se perciben sensaciones de contacto, presión y temperatura, bueno, dicho así parece que fuera poca cosa, pero hay que tener en cuenta que también es el resultado de un complejo soporte de terminaciones nerviosas que recorren nuestra piel y nuestro cuerpo, las cuales, recopilan información sensorial respecto a nuestro entorno exterior, pero lo que también debemos tener muy en cuenta es que también recopilan información sensorial del interior de nuestro cuerpo.
Vamos, que el tacto, en lo relativo a las relaciones humanas, ocupa un lugar privilegiado a la hora de sentir, un beso de la persona que amas, un abrazo en un momento de bajón, una caricia a tiempo, los pelos como escarpias, calor, sudor… Son demostraciones de afecto y de reactivación que nos hacen sentir vivos y apoyados.
Antes de aparecer el coronavirus en nuestras vidas, en general, los españoles, y más concretamente las personas mediterráneas, eran de abrazar, besar, acariciar, de dar un apretón de manos, si te fijas, verás como hoy en día, esa costumbre que teníamos, todavía no ha llegado a ser exactamente como era.
Nos hemos acostumbrado mal, cada vez besamos menos, nos abrazamos menos y, no hablemos ya de acariciarnos… Pues por el bien de salud mental, habrá que retomarlo dónde lo dejamos y empezar a abrazar con libertad y sin miedo, y empezar a multiplicar para medio recuperar todo lo que nos hemos perdido.
A los amigos, a la familia, a tus hijos, a tus compañeros de trabajo, a tu pareja. Demuéstrales que te importan empezando por tus acciones y el primer paso son las muestras de afecto, sonrisas sinceras, abrazos, caricias, choques o apretones de manos, besos. Una persona rodeada de afecto se siente más segura de sí misma y más plena, pero la persona que muestra su afecto, también.
Es totalmente gratis, pero es una de las demostraciones de generosidad más grandes que puedan existir. Repartir amor.
