¿CUÁNDO DEJA DE TENER SENTIDO UNA RELACIÓN?

By julio 3, 2025 Lazos Valencia
Una relación empieza a no tener sentido cuando pasamos más tiempo en un estado de alerta, ansiedad o tristeza que en calma, cuidado y conexión. En estas circunstancias, quizá la relación necesita una pausa… O una despedida.
Reconocer estás señales no es rendirte, es escucharte, no es una sentencia, sino un acto de conciencia.
De hecho, podría ser el inicio de un cambio, de una conversación honesta, o de una despedida necesaria. Porque a veces, dejar ir también es una forma de quererte.
La soledad compartida es una de las formas más tristes de desconexión emocional. Y es que, estar acompañado no significa sentirse acompañado. El afecto real se percibe incluso en el silencio, por ello, queremos darte unas cuantas señales de que una relación ya no tiene sentido:
– Te sientes solo/a, aun estando en pareja.
– Notas falta de amor o afecto.
– No puedes ser tú mismo/a.
– No tenéis interés en compartir tiempo juntos.
– No imagináis un futuro juntos.
– Pasas más tiempo sufriendo que feliz.
– Existe falta de diálogo sincero.
– Aparecen críticas constantes o desprecio.
– Ya no existe la curiosidad por el otro.
– Hay problemas que no se resuelven.
– Se aprecia el desequilibrio de lo que cada uno aporta.
– Existe control o dependencia emocional.
– Aparecen cambios personales que ya no encajan.
– Aparecen faltas de respeto.
– Sientes alivio al imaginar la ruptura.
Lo que sí que hay que tener muy en cuenta son las señales graves (banderas rojas).
🚩 Falta de respeto o maltrato: Violencia física, verbal, psicológica o emocional.
🚩 Infidelidades recurrentes sin voluntad de cambio. Estas traiciones repetitivas destruyen la confianza.
🚩 Relación basada en la costumbre o el miedo a estar solo/a.
El amor no se mide por la intensidad de las emociones, sino por la paz que produce. Y, además, el amor no debería alejarnos de lo que somos, por el contrario, debería acercarnos más.
Por ello, y para que una relación no sé deteriore, hay que hacer algo que parece simple, sin embargo, no lo es: Seguir mirándose como al principio, pero con la comprensión que da el tiempo. Escucharse de verdad, hablar sin herir, y cuidarse incluso cuando no apetece, porque el amor no sobrevive por magia, sino por atención.