Para que cualquier tipo de relación fluya o permanezca en el tiempo hay que cuidarla. Da igual que sea una relación de pareja, una relación de amistad, una relación familiar, una relación de negocios… No importa, la base es la misma.
Debes ser una persona con, como mínimo, las siguientes cualidades:
·Generosidad. Y no nos referiremos al dinero, nos referimos al hecho de dar, de dar desde el corazón, sin que exista un interés de por medio.
·Empatía. Si no sabes ponerte en el lugar de los demás y comprender sus por qué y para qué es muy complicado que la relación llegue a buen puerto.
Saber escuchar, no oír palabra por palabra, se trata de entender lo que te está transmitiendo sin juzgarlo.
·Sinceridad. Es algo que si no practicas, difícilmente tendrás relaciones duraderas. Las personas necesitamos confiar en la otra persona y ser sinceros nos garantiza tener una relación de confianza.
Saber solucionar los conflictos de una forma madura y sin reproches. Esto sí que es un indicador excelente para estar seguros de que esa relación va a ir bien.
·Asertividad. Es muy importante que la otra persona se sienta a gusto en esa relación, pero también es igual de importante que uno mismo esté cómodo. Por ello también hay que tener la fortaleza de defender tus propias creencias y convicciones. Eso sí, desde la generosidad, la empatía, la sinceridad y el saber escuchar.
Todo ello conduce a una buena comunicación. Y cuando la comunicación es de calidad, necesariamente surge una buena y duradera relación.
Puede que no estén todas las que son, pero desde luego, son todas las que están.
Disfruta de las relaciones humanas, pueden llegar a ser sorprendentemente gratificantes.
