“Que la prisa por hacer no nos impida ser”. Nietzsche
Según nuestra experiencia, son muchas las variables que influyen a la hora de mantener una relación de pareja; la forma de comunicarse, la forma de solucionar los problemas juntos, la empatía… Pero hay algo de lo que se habla poco: la consciencia de las cosas.
Cada vez más, se está trabajando la consciencia y es porque, cuando nos centramos en cada situación y en cada momento, es cuando nos damos cuenta de lo que en realidad está pasando. En cuestión de la pareja, también pasa y por ello, queremos dedicarle este post para darle la importancia que merece.
Es estos tiempos que nos ha tocado vivir, corremos por todo, la inmediatez parece ser la norma y, cuando llegamos a casa, prestamos más atención al móvil, a la televisión, incluso al ordenado,r que a lo que nos rodea y ello tiene unas consecuencias nefastas para cualquier tipo de relación, pero en la relación de pareja es algo a tener muy en cuenta y a evitar si pretendemos que todo vaya bien.
Cuando hablamos con nuestros clientes, muchos reconocen que pensaban que estaban haciendo las cosas bien y que no entienden muy bien por qué su relación no llegó a buen término. Estaba claro que daban por sentado que para que la relación funcionase, simplemente tenían que estar allí presentes, haciendo por inercia lo que siempre habían hecho. No había discusiones, tampoco grandes alegrías, pero parecía que todo iba bien. Sin embargo, cuando esa relación ha terminado y han analizado la situación, se han dado cuenta de que no eran conscientes de lo que estaba pasando, no obstante, mirando atrás y analizándolo, han llegado a la conclusión de que realmente, había muchas cosas que no las habían hecho bien, entre otras cosas, poner atención a lo que le rodeaba.
Está claro que, manteniendo una buena comunicación, quizás todo se hubiera ido solucionando, pero, ante una relación en la que ninguno de los dos actúa, tal vez sería interesante reflexionar y empezar a tomar consciencia de lo que ocurre o no. No se trata de adivinar el pensamiento de la otra persona, ni mucho menos, se trata de mirar hacia nuestro interior y ver qué hacemos cuando nos estamos relacionando con nuestra pareja y darnos cuenta también de cómo se está relacionando nuestra pareja con nosotros. En numerosas situaciones actuamos por inercia, porque parece que así, todo va funcionado, pero si nos centramos, si somos conscientes, nos daremos cuenta de que hay muchas cosas que no hacemos y que realmente servirían para que nuestra relación de pareja funcionara mejor y se mantuviera en el tiempo.
Hay algunas preguntas que nos podríamos hacer para ver si nos planteamos la consciencia en la pareja y que te podrían ayudar a la hora de reflexionar.
- Tu pareja no parece que se encuentra bien, sin embargo, él/ella te dice que está bien. ¿Cuál es tu reacción? ¿O tal vez no te has parado a pensarlo y lo dejas pasar?
- Tu pareja se encuentra agotada, pero sigue haciendo todas las cosas que normalmente hace. ¿Le apoyas y le ayudas en todo o como ves que puede hacerlo ni te lo planteas?
- ¿Te preocupas lo suficiente por tu pareja, la cuidas?, ¿o es necesario que te diga cada vez lo que debes hacer?
- ¿Te das cuenta de tus propios actos, los de tu pareja y las consecuencias que se derivan de ellos?
- ¿Cuando llegas a casa el móvil, el ordenador o la televisión son el centro de tu atención?
- ¿Hasta qué punto NO te das cuenta de las cosas porque prefieres no trabajar la consciencia?
- ¿Cuándo hablas con tu pareja escuchas de lo que dice, cómo lo dice, por qué lo dice y para qué lo dice?
Tal vez, haciéndote estas preguntas de vez en cuando, puedas darte cuenta de las cosas que estás pasando por alto y que son muy importantes para que la relación con tu pareja mejore y haga que te sientas muchísimo mejor. Una relación hay que cuidarla, nunca darla por sentado y es importante saber qué puedes aportar tú a la relación e, incluso, compartirlo con tu pareja.
